Los retos de un adulto con Autismo van desde la falta de diagnóstico oportuno hasta las limitadas opciones de independencia que se les presentan.

En la actualidad, pareciera que los padres están más atentos a cualquier signo de que sus hijos tuviesen alguna alteración neuronal que condiciones su bienestar.

Y es que se sabe que el número de niños afectados por deficiencias del neurodesarrollo es importante y parece incrementarse:

Tan sólo, el déficit de atención con hiperactividad afecta entre el 3% a 6% de los niños en edad escolar, aunque evidencias recientes sugieren que la prevalencia podría ser ya del 17%.

Por su parte la incidencia de Trastorno del Espectro Autista (TEA) puede alcanzar el 1 por cada 100 niños, pero la tendencia es a incrementarse.

No obstante, los casos adultos son más invisibles y su diagnóstico es poco oportuno. Las estadísticas al respecto señalan que, en la actualidad, por cada tres casos de autismo conocidos hay otros dos sin diagnóstico.

En el caso de los adultos, en 4 de cada 5 el diagnóstico es difícil y hasta imposible, aunque puedan presentar todos los síntomas característicos.

TEA en el adulto

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección de por vida, que padece el 1,1% de la población adulta. Se caracteriza por dificultad en la interacción social y en la comunicación, con conductas rígidas y repetitivas.

Son personas que, en el mejor de los casos, se adaptaron a su condición, pero que no tuvieron un tratamiento adecuado por falta de conocimiento tanto a nivel familiar y médico, como los estigmas sociales.

Hombres y mujeres en el TEA pasaron por prácticas médicas y psicológicas que hoy en día a nadie se le ocurriría aplicar, pero en su momento era lo que había y no fueron las más adecuadas, e incluso fueron perjudiciales.

Hoy en día, los adultos con autismo, se enfrentan a una gran cantidad de retos, tanto a nivel personal como familiar, y siguen demandando la atención debida para facilitarles bienestar y una vida digna.

Signos de TEA 

El trastorno puede ser leve o grave, pero los síntomas por lo general incluyen dificultades sociales y de comunicación, y conductas repetitivas. Se debe considerar la existencia de Trastorno del Espectro Autista (TEA) cuando la persona presenta uno o más de los siguientes:

  • Dificultad persistente en la interacción social.
  • Dificultad persistente en la comunicación social.
  • Conductas estereotipadas (rígidas y repetitivas), resistencia a los cambios e intereses limitados.
  • Dificultades para obtener y mantener empleo o educación.
  • Dificultades para iniciar o mantener relaciones sociales.
  • Antecedentes de trastornos neuroevolutivos (dificultades de aprendizaje, trastorno de déficit de atención e hiperactividad), o trastorno mental.

Existe en ellos una verdadera dificultad para comprender el entorno social, el lenguaje no verbal, el lenguaje verbal, las señas, los guiños, esto que comunicamos con el cuerpo que para todos nosotros es sencillo, pero para ellos es sumamente complejo.

Esto se explica porque para relacionarse con gente se requiere una inteligencia dinámica que ellos no tienen tan desarrollada. En cambio, utilizan la inteligencia estática, esencial para actividades como utilizar la computadora, que habitualmente supone “un refugio” para este tipo de personas.

Retos de un adulto con Autismo

Las personas con autismo presentan problemas a la hora de identificar sus propias emociones, lo que les provoca dificultades también en las relaciones interpersonales y constituye todo un reto con el que convivir.

Aunque esto no quiere decir que no sientan, rían, sufran y se expresen de peculiares formas, las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) sufren de alexitimia, es decir, la “dificultad de ponerle nombre a las emociones”.

Falta de Independencia Económica 

Existe una gran cantidad de adultos con TEA que no tienen acceso a la independencia económica por falta de sensibilidad en los empleadores y otras autoridades.

En el plano internacional, estudios señalan que 27% de quienes están diagnosticados con algún TEA lo tiene a escala leve y esto facilita su inclusión social y la oportunidad de conseguir un empleo formal —aunque sólo lo logre 5%—.

En contraste, 33% lo tiene a escala moderada y la mayoría de las veces termina en la economía informal o en trabajos poco rentables, mientras que el 40% restante depende de un tercero para muchas de sus actividades cotidianas.

Enfermedades mentales añadidas

Los adultos diagnosticados con un trastorno del espectro autista tienen unas tasas de problemas de salud mental manifiestamente más altas que los demás adultos: Depresión, ansiedad, trastorno bipolar e intentos de suicidio (1.6 frente al 0.3% en adultos sin TEA).

Las condiciones propias de los adultos con autismo, como los problemas de comunicación y una mayor sensibilidad al tacto, pueden dificultar que los médicos los examinen de forma adecuada y que diagnostiquen estos padecimientos paralelos a su propia condición.

Mala salud física

Como en el caso de la salud mental, la salud física de las personas con TEA también se puede ver afectada. Son más propensos a padecer diabetes, trastornos gastrointestinales, epilepsia, trastornos del sueño, colesterol alto, hipertensión, obesidad.

Las personas con autismo con frecuencia comen de forma muy selectiva, y su nutrición se ve afectada. De igual manera sus problemas de socialización pueden conducir al aislamiento, lo que lleva a una falta de ejercicio.

Prejuicios, estigmas y exclusión

El desconocimiento de la enfermedad por diversas personas en la sociedad puede llevar a que los adultos con TEA sean víctima de la burla, la discriminación y la estigmatización. Lo que limita su potencial y les orilla a un mayor aislamiento.

Las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones de los derechos humanos. Su acceso a los servicios y al apoyo es insuficiente a nivel mundial.

Como consecuencia de ello se da la exclusión que dificulta nuevamente la calidad de vida de las personas que viven con Trastorno del Espectro Autista.

Mejorías en adultos con TEA en el uso de NeurOptimal®

Las experiencias en este tipo de técnicas advierten mejorías en la atención, en las funciones ejecutivas (flexibilidad cognitiva), una mejoría en el Área Socio-Comunicativa y reducción de las Conductas Problemáticas (más cooperación e imitación espontánea, mejor reconocimiento de las emociones ajenas, mejoría de las habilidades sociales y comunicativas, reducción del aislamiento social, apatía, conductas reiterativas y estereotipadas), mejoría del Funcionamiento Global, de las Habilidades Motoras y Perceptivas.

Fuente: http://neurodoza.com/retos-de-un-adulto-con-autismo/

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